Coincidimos allá por 1980 en aquella Redacción del viejo edificio de ABC en la calle de Serrano. Teníamos más o menos la misma edad y las mismas ganas de comernos el mundo.

Fernando, pese a sujuventud, encajaba en el modelo de lo que podemos llamar periodistas de vieja escuela. Nada le detenía hasta que lograba la información que buscaba. Minucioso con los detalles. Le iba más la calle, donde estaba la noticia, que los despachos. Compartimos bastantes largas charlas en aquella antigua Redacción, sobre todo durante la agitada campana electoral de 1982 que llevaria a la victoria al PSOE de Felipe González. Yo era jefe de la sección de Noche y Fernando, uno de los redactores que se encargaban de las llamadas «Tertúlias electorales» junto a un grupo de jóvenes periodistas que luego han tenido brillantes trayectorias.

Cuando me designaron jefe de la sección de Madrid quise que Fernando fuera mi segundo. Pocos con su capacidad de trabajo, pocos con su lucidez, pocos con su discreción, pocos con su mano izquierda para organizar una sección y llevarse bien con todos.

Allí compartimos un tiempo de cambios en el Ayuntamiento, asistimos al nacimiento de la Comunidad Autónoma, y tuvimos que informar de tremendas tragedias como los dos accidentes aéreos que se produjeron en el aeropuerto de Barajas a finales de 1983 o el incendio de Alcalá 20.

Fernando dio entonces la medida de su capacidad profesional, como la daría más tarde cuando pasó a la sección Nacional para hacerse cargo de la información sobre el terrorismo. Algo que marcaría para siempre su trayectoria.

Por aquel entonces se casó con una compañera de la Redacción, Sara Manso, con la que ha estado hasta sus últimos momentos de vida. Llegaron luego sus hijos, Sara y Fernando.

Su trabajo con la información sobre ETA en los anos más duros de la actividad de la banda criminal fue impecable. Sin embargo no acababa de estar a gusto en una redacción, queria probar cosas nuevas. Y cambió de trinchera. Se incorporó al equipo de prensa del Ministerio del Interior, cuyo titular era entonces José Luis Corcuera. Físicamente se parecían mucho y recuerdo que en algún restaurante, cuando íbamos acenar con nuestras respectivas mujeres, le confundían con «el señor ministro», algo que le hacía mucha gracia.

Eran tiempos difíciles en ese Ministerio, pero Fernando supo trabajar con la misma profesionalidad que cuando estaba en el periódico. Allí descubrió un mundo terrible, el de las víctimas, el de su sufrimiento. Por eso, al dejar Interior pasó a la Fundación de Víctimas del Terrorismo, donde durante más de veinte afios desarrolló una labor incansable que tuvo su mejor exponente en la revista que él pus o en marcha y dirigió y que ha sido un instrumento fundamental para mantener viva la memoria de los que cayeron y para exigir el castigo a los ase sinos. Hace ocho meses, la noticia de un cáncer inoperable. Los tratamientos, la esperanza. Pero no pudo ser. El periodismo y las victimas vuelven a estar de luto.

Fernando Delgado nació el 10 de marzo de 1956 en Madrid, donde falleció el 27 de abril de 2015. Periodista de ABC desde 1980 a 1989. Se incorporá al equipo de Prensa del Ministerio del Interior del que era titular José Luis Corcuera. AI dejar Interior pasó a la Fundación Víctimas del Terrorismo donde estuvo más de veinte años.

Carlos Maribona